lunes, 16 de septiembre de 2013

FLOR DE HARINA

La pasada semana, los diarios y redes sociales se hacían eco de una noticia que a todos nos dejó la sangre helada, la piel absolutamente erizada, el corazón galopando y la cabeza echando humos de rabia e indignación hasta por las orejas.

Una niña yemení de OCHO AÑOS, fallece en la noche de SU BODA debido a las múltiples LESIONES SEXUALES....  (para quien desee leer la noticia, puede pinchar en este enlace).

En el momento en que las personas de bien en el mundo occidental leemos sucesos de ésta índole, nos llevamos las manos a la cabeza y deseamos que las organizaciones mundiales pongan sus ojos y su fuerza en el asunto, para que crímenes de ésta índole sean eliminados de cualquier sociedad.




Sin embargo, en mi opinión, poco se consigue desde las organizaciones mundiales (a veces, deben conformarse con lo que los mandatarios de estos países les ofrezcan como información), y nada en aquellos casos que no consiguen salir a la luz del exterior de sus problemas.

Para evitar estas cosas, habría que transmitir a las mujeres que viven bajo el yugo de unos hombres que utilizan las palabras distorsionadas o interpretadas al uso personal, de los Libros Sagrados; que son ellas y sólo ellas, quienes deben erosionar el núcleo del problema que las alberga y que las esconde hasta poder exterminarlas, sin que sus maltratadores/asesinos sean castigados siempre que sean hombres, y amparen sus fechorías en dichas interpretaciones.

Son ellas y sólo ellas quienes tienen el poder para realizar ése cambio. Llevan siglos de subyugación al hombre. A cualquier hombre de su familia, sea padre, hermano, esposo e hijo (incluso sus propios hijos).

Cuando las voces de muchos activistas se manifiestan a favor de la liberación de estas mujeres, yo me pregunto: ¿realmente ellas quieren otra vida? ¿desean una vida independiente y propia? ¿se sienten anuladas por sus hombres y anhelan vivir fuera de las creencias religiosas, en las que ellos basan sus actos?

Muchas se muestran gustosas de sus vestiduras y de un credo que las coloca a la sombra de los hombres. Si, probablemente, sean las más occidentalizadas, aquellas que han estudiado en Universidades europeas y que desarrollan una profesión fuera de su país. Que dicen vestir sus hiyab con orgullo y por elección, sin darse cuenta, quiero creer, que lo que hacen es defender aquello que mata a sus compatriotas con menos posibilidades de vivir en el extranjero.

Otras de estas mujeres, las menos, se rebelan contra sus gobiernos y dan a conocer las situaciones que como las de la niña Rawan, las lleva a morir tempranamente a manos de los hombres.

Son estas últimas quienes deben encontrar la forma, con ayuda de todas aquellas instituciones occidentales que puedan, de conseguir que sus hermanas, madres, primas, tías, vecinas, en los países con estos credos, puedan abrir los ojos y mirar más allá de las rejillas de sus burkas. Quizá así sepan ver el daño que se causan a sí mismas y a sus hijas.

Porque yo me pregunto una y mil veces...¿cómo puede una madre yemeníe, consentir que su hija de ocho años pase por el mismo calvarío que ella pasó un día? ¿acaso las madres, incluso los padres, no deseamos para nuestros hijos todo aquello que consideramos lo mejor? ¿no vivimos intentando que nada horrible y malo les suceda? ¿no deseamos su felicidad por encima de las nuestras? ¿no damos nuestras vidas por las de ellos?

En este caso, ¿cómo la madre de Rawan pudo consentir que su hija viviera un matrimonio con ocho años y fuera entregada a su marido, un hombre de 40, como fruto jugoso que alimentara su lascivia?

Si una mujer puede consentir esto y vivir con ello sin intentar un cambio, de nada servirán nuestros lamentos.

CANCIÓN A UNA NIÑA MUERTA

Le robaron la muñeca que adormecía
en su infantil regazo,
y la ofrecieron a ella como flor inmadura
a un cuarentón de caudales babosos
que desgarró sus entrañas pueriles
segándola por el tallo.


Sus padres decidieron por ella
el instante en el que dejar de ser niña
y tronchar su espiga;
así, a un tiempo,
le evitaban ese espacio baldío
y onírico de la pubertad,
tan desorientada y sin otra lógica
que las chifladuras de la juventud;
era aún fragilidad, en formación,
y padeció el vértigo de ese salto al vacío
donde, privada de las ensoñaciones
con príncipes o emires, con coronas o turbantes,
imaginarse tejiendo camisones con hilos de oro.

Todavía era flor de harina,
no había posibilidad de levadura en su seno
y la sometieron,
la mancillaron siendo promesa de ázimo
al riguroso calor extremo del horno
de la fructificación,
donde sólo habita la codicia,
la sed irracional del néctar primerizo.

Era un durazno incipiente, verde y rechinante,
y no resistió el filo embotado de la navaja,
pues toda ella era candidez naciente
que soñaba con muñecas
y aún aplazaba para años venideros
las fantasía de mocita casadera.

Era apenas futuro no conjugado
y quedó para siempre en la lujuria
de unas sábanas ultrajadas con su propia sangre.
12-09-2013

lunes, 9 de septiembre de 2013

SEPTIEMBRE

Cada año, cuando llega septiembre, el gusanillo de las nuevas ilusiones se posa en nuestra mente y miles de mariposas, revolotean en nuestro estómago consiguiendo que algunos nervios se activen ante las nuevas metas.

En realidad, Septiembre debería ser el inicio del año, puesto que es éste mes el que más propósitos nuevos atesora. Muchos más que su rival, el mes de enero.


Quizá sea por el inicio del curso académico, la vuelta de las vacaciones, el comienzo de un nuevo curso legislativo...

De cualquier forma, comenzamos septiembre con cambios que invitan a soñar en nuestros horizontes... mientras iniciamos el camino que nos llevará o no, a todo lo que queremos conseguir, de aquí a junio.

Con estas nuevas ilusiones, llegarán también las decepciones. Puesto que no todo aquello que soñemos habrá de hacerse realidad. En algunos casos, será porque no pondremos el empeño y el esfuerzo necesario, en otros, porque los vientos serán cambiantes y nos alejarán de los objetivos. Al fín y al cabo, es la vida quien decide aquello que nosotros proponemos, puesto que la vida, nuestra vida, no es solo lo que sentimos, deseamos...no es solo por los que luchamos, lo que conseguimos, lo que perdemos...la vida, es todo lo que nos rodea. Es nuestra realidad. Es ése concepto que pese a los sueños, nos obliga a morder el barro en más ocasiones de las que deseamos. Son las personas que nos acompañan e influyen en nuestros objetivos, ayudando o evitando, a que lleguemos a las metas en los primeros intentos.

Septiembre...


La primera inquietud que nos encoge el ánimo, son los sucesos en Siria. Las actitudes internacionales ante un problema cada vez más global: el caos que "a vista de pájaro",  planea sobre nosotros, acompañado de sus esbirros, los políticos que se venden al mejor postor; los traficantes de armas que se frotan la manos ante el negocio; las grandes bancas que mantendrán los grandes activos a buen resguardo ganando enormes intereses; los traficantes de drogas, que harán negocios entre aquellos soldados y civiles que no puedan soportar su propia lucidez ante la tensión bélica; los grandes constructores, que como aves de rapiña, se lanzarán a las ruinas para recontruirlas tras la gran batalla...

Ante el inminente caos, los pacifistas tomaremos la calles; protestaremos una vez más contra la intervención bélica; contra los políticos que se venden; contra todo aquello que intentan destruir nuestro tipo de vida...pero ¿qué conseguiremos?: llorar lágrimas en la lluvia, que serán eliminadas por la corriente bélica de quienes sólo anhelan seguir sentados en el sillón del poder.

Doce años ya, de guerra abierta: occidente y oriente medio enfrentados; cristianos y musulmanes en constante lucha, cada uno con sus ideales, cada uno con sus intereses; ambos: con ansias de poder gobernar el mundo y su universalidad; deseos de tener al otro bajo el tacón de su zapato...para conseguirlo, utilizan todos los peones necesarios en el tablero de ajedrez mundial, y por cada uno de ellos que cae, hay otros muchos más para sustituirlo. Todos somos piezas a utilizar en la lucha. Aunque muchos de nosotros, quedemos convertidos en meros "daños colaterales", tan necesarios a la vez, para sus medallas de triunfo... y aún así, muchos de nosotros (de los que seremos tan solo "daños colaterales"), defenderán lo indefendible. Como tontas marionetas de cartón.

Septiembre...


Más cercano a todo lo anterior, está la primera decepción para nuestros atletas. El "no" rotundo del COI a la candidatura madrileña. Rotundo y por tercera vez...pero ellos lo entienden, como deportistas de élite (ahí están todas nuestras medallas olímpicas y en grandes torneos y premios), saben que no siempre se gana y que la mayoría de las veces, se pierde.

Sin embargo, son esos otros menos deportistas que especulaban con los JJOO, quienes no saben encajar el golpe de la decepción, ellos son quienes lanzan improperios contra el COI y contra el resto de los países europeos a quienes no les interesaba que Madrid fuera electo. Son gentes sin capacidad para ver la viga en sus propios ojos. Ésa viga que les impide ver que el espectáculo que han dado nuestros representantes en la cumbre de Buenos Aires, ha sido simplemente bochornoso. 


Más que políticos europeos de alto nivel, parecían pueblerinos vestidos de nuevos ricos. Negros que se han vuelto blancos y escupen a los de su propia raza. Ninguno supo estar a la altura de nuestros atletas. Ninguno aceptará la derrota deportivamente. A todos se les aflojó la sonrisa y se les llenaron los ojos de soberbia. No admitirán que su estampa fue al menos, patética. 

Todos ellos, no representaban solo  a Madrid. Pretendieron ser la imagen más intelectual y civilizada de España...y fueron "la marca España" que fuera de nuestro país, conocen en todo el mundo: "pandereta y vino", "folclore y palmeros", señoritos de baja cuna y alta cama...

Septiembre entró caliente, pese a lo frío que anuncia el invierno.