martes, 28 de diciembre de 2010

A LOS QUE SE SIENTAN OFENDIDOS...

Conocedora de todo el revuelo que éste blog levanta, quiero pedir disculpas a quines se sientan dolidos por mis palabras… nunca ha sido mi intención ofender, solo busco respuestas en ellas, porque  al verlas escritas... encuentro mi verdad.

                                 

Procuro ser una persona tranquila, sosegada… escucho siempre a quienes me quieren contar algo, como si ése algo fuese la cosa más maravillosa e increíble del mundo.

                                       


Esto hace que yo tome lo que me cuentan e interprete la personalidad del contador a través de aquello que me transmite… unas veces es positivo, otras negativo… y la mayoría nos quedamos a medio camino.

A medio camino de ser una buena amiga…

A medio camino de ser una buena madre…

A medio camino de ser una buena esposa…

A medio camino de ser una buena hermana…

A medio camino de ser una buena hija…

A medio camino de ser una buena nieta…

A medio camino de ser una buena… La pendiente es demasiado alta... A veces

                        

Siempre a medio camino…Ahí estoy yo.

Siempre a medio camino de quizá… la nada.

lunes, 27 de diciembre de 2010

EN EL TRANSCURRIR DE CADA NAVIDAD

Las primeras fiestas de Navidad ya pasaron. Ya nos hemos reunidos con las familias… ya hemos discutido con aquellos que no podíamos hacerlo durante el resto del año, simplemente porque transcurrió sin vernos… sin hablarnos… sin pensar siquiera que otra vez llegaría la Navidad, volveríamos a encontrarnos y las mismas añejas discusiones nos enfrentarían ante la mesa…
                                          
Pero las dos primeras pruebas la hemos pasado… que no superado.

Nos hemos desbordado, nos hemos enrabietado, hemos pataleado, hemos gritado… y a solas, hemos llorado…

                                          

Solos, encerrados en la independencia de un cuarto de baño, sin el consuelo de quienes afuera esperan que tomemos decisiones… por nosotros mismos, por ellos también…

Lloramos… dejamos que nuestras lágrimas mojen el antebrazo en el que apoyamos nuestros labios… amortiguando los sollozos con nuestra propia carne, para que nadie nos oiga… para que nadie sepa que la Navidad no nos deja ver el horizonte… nos impide encontrar el camino de salida, porque nuestros ojos se han descolocado, no están en nuestras cabezas…miran desde el corazón y, desde ese valle… en estos días solo vemos lo que hemos caminado… los esfuerzos durante la marcha, el trabajo desarrollado… el cansancio y, sobre todo… las despedidas…

                                      

…Vemos lo que hemos dejado atrás, aquello que ya no poseemos, o que quizá, nunca fue nuestro… solo tuvimos el espejismo de tenerlo.

Vemos a quienes se quedaron atrapados en el camino sin ver la puerta de salida… y a quienes nosotros no supimos ayudar.

                                                                   

Vemos a quienes se perdieron para siempre y nunca más nos acompañarán… los echamos de menos… necesitamos de su consuelo… creemos que solo ellos nos pueden comprender en nuestro desasosiego… y las lágrimas se derraman por todos ellos, pero sobre todo por nosotros… tontos llorones a quienes la Navidad nos llena de nostalgia e insatisfacciones… a quienes pensamos que no hay nadie entre quienes nos rodean que se acuerde de nosotros, que nos quiera por lo que somos… que comprendan que estos ñoños lloramos porque necesitamos que las lágrimas laven nuestras desdichas y que… los ríos llorados arrastren la soledad que nos embarga el alma, con cada Navidad…

  

sábado, 27 de noviembre de 2010

COBARDE




Qué se puede hacer cuando una amenaza te invade las entrañas como una mano invisible que te oprime el corazón, impidiendo que con su palpitación genere el círculo sanguíneo necesario para seguir viviendo?

                                                            
Qué se puede hacer cuando conoces las herramientas para erradicar la amenaza de raíz y, sin embargo temes que cualquier acto propio se vuelva contra ti, golpeándote no en tu propio ser, sino donde más te va a doler?

Qué se puede hacer cuando queremos, necesitamos, ansiamos proteger a alguien muy querido de un peligro inminente que, sabemos le acecha, acosa e intimida… si sospechamos que con cualquier herramienta que utilicemos podemos provocar su propio daño?



Sólo nos queda la rabia apenas contenida, que nos desborda consiguiendo que nuestros dientes rechinen de tanto apretarlos y que las uñas nos dejen marcas en las palmas de nuestras manos por lo fuerza con que cerramos los puños que desearíamos lanzar a la cara de quien nos acosa a quien más nos duele…

Sólo nos queda serenarnos, dejar que la rabia instantánea mengüe y se desaceleren nuestros instintos básicos, para después actuar con todas las de la Ley… enfrentándonos cara a cara, Ley en mano, sin miedo jamás, a las represalias de un cobarde…

martes, 19 de octubre de 2010

RABIA

¿Qué podemos hacer cuando la rabia se apodera de nosotros y sentimos enormes deseos de lanzar a los demás nuestra cólera?
¿Debemos reprimir, como así nos han enseñado, nuestra ira para luego más tarde cuando los nervios se han calmado hablar de nuestro enojo con quienes lo han provocado?
O lo que es lo mismo, ¿poner la otra mejilla y no enfrentarnos a la violencia con violencia, porque entonces dejaremos de ser racionales?

Posiblemente nuestros maestros estén en lo cierto.
Sin embargo, estoy convencida de que cada vez que reprimimos nuestro enfado sin dejar que éste fluya, se enquista en los recovecos de nuestra alma y a veces, cuando la ira se ha calmado y optamos por no hablarlo dejando que el tiempo se encargue de todo, a veces, muchas veces, aquella rabia consigue revolverse en  nuestro estómago, arder en el esófago, anudarse en nuestra garganta y salir por nuestros ojos, consiguiendo que, “lloremos cuando nadie nos ve”.